El nostálgico y emotivo «hasta luego» de Américo Celado a su «adorado Loco», Anthony Ríos

El nostálgico y emotivo «hasta luego» de Américo Celado a su «adorado Loco», Anthony Ríos

 

Por Américo Celado

 

De mí para tí… Adorado Loco, hoy que tengo fuerzas me motivo a escribir sobre tu decisión de marcharte físicamente, lo hiciste en contra de la voluntad de todos, tal como eres tú y como hiciste todo en este mundo terrenal, porque te dio la gana… No eras hombre de médicos y padecimientos, por eso te entiendo, te rendiste, desde la operación de corazón abierto en 2015 no fuiste el mismo, siempre hubo algo que te afectaba.

Te gozaste cada segundo de tu existencia, la madrugada fue tu principal cómplice para disfrutar con desenfreno del trago y mujeres, desde el Night club Borinquen de la tía Herminia, el tiempo obligatorio donde Tony Cambumbo, pasando por Nancy, María Caché, el Conquistador, Agua Fría de Bolívar el Duke, cafetería Kary, la casa de cita de Pablito en la Paraguay, el VIP que administraba nuestro enllave Rafelito La Muela, la Lata del Malecón hasta llegar a Jazzy de la avenida España, donde siempre el italiano tenía monumentos de mujeres para la compañía.

En mis mejores recuerdos quedará por siempre lo vivido en la terraza y discoteca del Napolitano, en el Maunaloa de tu protector y cachanchán Edmón, en Fantansy, plaza Celina, Eagle y Gato Tuerto de la Charles de Gaulle o en el Lina.

Figuras de tus afectos como César Cuevas, asistente versátil que hizo de manejador, chofer, mensajero, maipiolo, confidente y demás; las salidas ocurrentes de Tebené Rodríguez, uno de tus amigos ricos; Raphy D’Oleo y sus afanes creativos siempre en busca del moro perdido, Checho Polonio, tu hermano y confidente, tu gran confianza y soporte desde los tiempos de Hato Mayor; Eloy Rosa, locutor, hermano y cómplice de parrandas interminables en la época de radio Maguá; los afanes de Cristina para halagarte y cumplir con tus encomiendas, tu paño de lágrimas; la fidelidad de Anisia Rissi y Manuela Sanabia, siempre presentes no importaba a dónde fuera la presentación; Tomás Hernández Alberto y su inseparable chofer el Pacuso, Luis -el Gallo- Moreta rompiendo el silencio en medio de tus actuaciones voceándote “Animal”, “bestia” para valorar tu capacidad interpretativa; La China, tu querida comadre, de la que resaltabas siempre que tenías la comadre más fea del país, pero la adorabas; Pelechano y su hijo, los sonidistas que soportaban tus rabietas propia de tus altos niveles de exigencias.

Vivencias cargadas de gozo desde White House a Pisacostura, tus negocios, perdurarán por siempre, así como comer con desenfreno sin importar la hora… desde una batea de fritura por los kilómetros de la Sánchez, los sándwich de Manolo en la Barahona o el chivo o mondongo de donde Blanquiní o el sancocho preparado por Fina para los canes itinerantes que se armaban en los colmados cada semana después de tu programa del mismo nombre.
En Villa dejas la Van, los Four Weel y el bote para pasear de pasadía en la presa en Cotuí.

Me dejas como herencia la complicidad, el amor y cariño de tus hijos, que forman parte de mí gracias a ti que me hiciste partícipe de sus actividades… en especial Tony, Carolina, mi pana full, Aleja, la talentosa y especial Gloria y Servio, en representación de los demás, vivirás por siempre en mi corazón, hasta luego Loco, nos vemos en el reencuentro algún día !!!

 

(Tomado de la cuenta de Facebook del periodista Américo Celado).

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