De cómo le arrebatan la felicidad del domingo a un pobre hombre en moto…

El hombre transitaba La 27 feliz en la moto con su morena en la cola.
Domingo con sol radiante. Su pinta no superaba la de la jeva. Estaba puesto el uno para la otra, y viceversa.
El domingo era solo para ellos dos.
Era un motor de los que por acá llaman «busca-moro», Honda C70.
El hombre feliz cruzó el Tunel de La 27 (la principal avenida de la Capital Dominicana) y ahí lo esperaban un par de agentes de Amet (Autoridad Metropolitana de Transporte). Lo agarraron «in fraganti»; «Asando batatas», dirían en buen dominicano, violando la ley.
La felicidad del domingo, que fluía intensa, repentinamente cayó. Se desplomó. Acabó todo.
Las regalmentaciones de tránsito en la Capital de Republica Dominicana prohíben a motocicletas transitar por túneles y elevados de avenidas.
El asunto no es la multa que se debe pagar por la contravención, sino que la moto es incautada y llevada a un centro de estacionamientos fuera de la ciudad que tiene la Amet para casos como el de referncia. Cuando se da el proceso del pago de multa (los domingos no operan oficinas publicas) se va a ese centro de estacionamientos a ver dónde metieron la moto y entonces con la comprobación de que se pago por la infracción entregan el vehículo.
A los agentes de Amet los podrán verlos como idolentes, pero se justificarán (con todas las de ganar) diciendo que cumplían con su deber.
Mientras, al motorista (y a la jeva) les arrebataron, sin consideracion alguna, la felicidad del domingo.